Hace pocas semanas Alejandro Piscitelli dijo en una entrevista que el docente debería ser como Dr. House, John Locke o Michael Jackson, ¿el sistema educativo está preparado para estos perfiles de un docente que sea más cuestionador que solucionador de problemas y que además utilice toda la parafernalia espectacular para llegar mejor a los estudiantes?
En parte es una sugerencia útil pero me parece que uno podría hacer varias aclaraciones:
La primera es que ciertos hallazgos de espectacularización, de seducción mediática, que uno encuentra en estos personajes de los medios ya existían anteriormente en cierta literatura que se publicaba solo en papel, desde los autores de las novelas de folletín del siglo XIX hasta figuras como Umberto Eco o Susan Sontag que supieron incorporar a sus mensajes las estrategias comunicativas de fascinación de los lectores o de las audiencias en otros medios.
La segunda aclaración es que la tarea de la escuela y de los medios llamados culturales, como la televisión cultural, que no es una denominación muy feliz, tendría que mostrar a las audiencias y a los alumnos que el mundo no acaba en la pantalla, y que a veces acaba mal, como le ocurrió a Jackson, que hay otros mundos posibles, que hay otros modos de revisar el lenguaje, las relaciones entre cultura y espectáculo, entre novela y video. La tarea de la educación en la actualidad es, en gran medida, cómo usar esa enorme oferta que vienen en todos los servicios digitales, cómo orientarse en ese universo donde es difícil discernir. Y a su vez, la posibilidad de crear con esos recursos. La concepción misma de crear ha cambiado, a partir de estos nuevos formatos e intermediarios.
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Coments